El Personaje

El Personaje

¿por qué morante es diferente?

Decía el matador de toros Juan Belmonte, que se torea como se es. Eso le ocurre a Morante. Quizás el torero más importante de la historia. Un torero diferente. Especial.

La sola presencia de la figura de Morante de la Puebla llama poderosamente la atención. Tiene una personalidad mística, a veces introvertida y un halo que potencia la admiración que le profesa su legión de partidarios.

Su peculiar forma de vestir, su pausado tono de voz, sus planteamientos sobre la vida, su afán por llegar al máximo conocimiento de todo lo que le rodea y sus aficiones nada comunes entre las figuras del toreo, hacen de él una persona distinta.

Un genio del toro y de la vida.

No es habitual ver a un lidiador de toros pintando cuadros, boxeando, paseando por su pueblo cubierto con una chistera como si se tratara de un lord inglés, cazando patos sin escopeta en la marisma enfangado hasta la cintura o sirviendo copas en su bar del pueblo.

 

Aficiones

La misma visión que tiene del boxeo la tiene con los gallos de pelea, un animal al que admira. Tiene una decena de ejemplares.

José Antonio Morante, como torero y como persona, es aficionado a salirse de los guiones establecidos. Cuando no torea no sabe qué hacer y mata el tiempo con sus aficiones. El deporte le encanta y se le da bien. A menudo practica el tenis, el frontón y el fútbol. Su equipo es el Betis.

La música le atrae mucho, aunque no toca ningún instrumento. Con la pintura le ocurre algo parecido: es autodidacta. No tiene un estilo definido, le gusta tanto lo abstracto como la figuración.

Otra de sus aficiones es el boxeo. Tiene una visión de este deporte que compara con su profesión.

Ve a los púgiles como matadores de toros que se sacrifican mucho a diario y tienen delante un animal fiero al que tienen que vencer.

En el ring sólo gana uno. O el toro o el torero, y eso es lo que hace que Morante saque de su interior el afán de superación.